El Lavadero

Si, si, que no vaya a pensar alguno que se trata de una “mini” piscina municipal … Es el Lavadero. Como a los recuerdos también es bueno lavarlos lo haremos con unas pocas líneas para que no mueran del todo.

La función de los lavaderos de los pueblos desapareció rápidamente con la llegada del agua corriente a las casas, menudo acontecimiento, más o menos en la segunda mitad del siglo pasado … uffff que lejos suena eso … pues no, no tanto, en Castresana esto fue allá por el año … 1975/1976. Que sí, que antes no había agua en casa.

Adicionalmente las máquinas lavadoras, primero de turbina y después automáticas, un lujo de la época, permitieron que las mujeres dejaran de acudir a ellos, eso sí … no de lavar la ropa.

Como no, el lavadero era un importante punto de encuentro de las mujeres que mientras "hacían la colada", comentaban la vida de los pueblos, se ponían al día de las noticias, el símil de la taberna para los hombres.

Las mañanas de los lunes el lavadero cobraba vida. Así es, habitualmente se lavaba los lunes por la costumbre “mudarse” los domingos y era importante no demorarse a la hora de acudir al lavadero, había que aprovechar la mañana, conseguir la mejor piedra, el agua más limpia …

El lavado tenía un proceso, con no pocos restregones. Primero se humedecía la ropa, se enjabonaba bien, se frotaba para ablandar la suciedad, se golpeaba contra la piedra para que saliera el jabón y la suciedad, se volvía a frotar y enjabonar, se aclaraba … Si era blanca se tendía al sol “para que blanqueara más” o se le daba el toque especial metiéndola en “azulete o añil” ….

Más o menos toda la mañana para una colada completa hiciera frío o calor ….

Volver

© Castresana de Losa 2008